La calle “Madre Mazzarello”, fundadora de las Hijas de María Auxiliadora, es la expresión de gratitud de su congregación y del pueblo dominicano por los miles de jóvenes que han salido preparados profesional y espiritualmente de las numerosas escuelas fundadas por estas religiosas salesianas presentes en el país desde 1937.
Atienden a la niñez necesitada, y la santa asumió la obra de Don Bosco, pero “en estilo femenino”, explica sor Consuelo Estrella Romero, directora de la Casa Provincial, quien ingresó a la orden a los 16 años, el 24 de agosto de 1959. Es una afable mocana, hija de Rafael Estrella Liz, de Santiago, y Luz Antonia Romero Peralta, de Moca.
Conoce a fondo la vida de la italiana elevada a los altares y la historia de la hermandad en las Antillas. Egresada del Instituto Internacional de Pedagogía y Ciencias Religiosas de Turín, Italia, no solo ha sido maestra de novicias sino de formación integral, humana y religiosa, geografía, historia y economía política de cientos de muchachas que desfilaron por el colegio de María Auxiliadora, del sector Don Bosco.
Pero fiel a las enseñanzas de la Madre Mazzarello, este centro se cerró a la docencia en 1995 porque “nosotras estamos para los más pobres”. Y las monjas, como lo hizo la superiora italiana, salieron en busca de los necesitados de escolaridad, amor e instrucción cristiana. No obstante, el recinto vive en actividad permanente y la alegría y el entusiasmo juveniles no se han ausentado del gran patio, los pasillos, las aulas, la capilla. Allí funcionan oficinas, biblioteca, museo. Se celebran convivencias, reuniones, cursillos, actividades pastorales. Es un lugar de encuentro de alumnos y maestros de las escuelas que funcionan en barrios marginados.
La tablita, Los mameyes, Cristo Rey, María Auxiliadora, Luperón, Villa Duarte, “el 9 de la carretera Sánchez”, son, entre otros, los ensanches que reciben la especial y privilegiada enseñanza de estas consagradas hermanas que también están en las provincias.
Monseñor Ricardo Pittini, Arzobispo de Santo Domingo, las trajo y construyó la casa que las albergó. Escribió a las superioras solicitando “cuatro religiosas que valgan cada una por dos”. El 30 de octubre de 1937 se embarcaron desde Santiago de Cuba sor Adela Martin, sor Teresa Leonardi, sor Cristina Bustamante y sor María Zago, española, italiana y mexicanas, respectivamente, llegando a “Ciudad Trujillo” el dos de noviembre.
Como Mazzarello, Pittini sentía la misma preocupación por la formación femenina. Cuentan que en una ocasión expresó al dictador Trujillo: “Cuando me acerco a la escuela salesiana goza el oído derecho con la algarabía de centenares de niños, pero se entristece el izquierdo por la carencia y el silencio de las niñas. ¿Cuándo tendremos también por acá a las hermanas salesianas?”.
“El cinco de noviembre nuestras pioneras inician la obra oratoriana con 300 niñas y jovencitas incentivadas ya por los padres salesianos. Las guían en sus juegos, les imparten catequesis y las invitan a continuar frecuentando el oratorio junto a otras compañeras”, consigna Lorena Taveras en el libro sobre las Hijas de María Auxiliadora.
El colegio “María Auxiliadora” impartía educación pre-escolar, elemental, intermedia y secundaria, “llegando a ser uno de los centros educativos de más prestigio en el país”. En la actualidad sus centros son mixtos, siempre acogidos al lema de Don Bosco: “Buenos cristianos y honrados ciudadanos”.
Sor Consuelo describe el perfil de sus egresados: “Son solidarios, responsables, alegres, respetuosos, estudiosos, piensan en el otro, enfrentan los retos cotidianos con alegría. Siempre están alegres en Cristo, en la Iglesia, para el mundo, como lo hizo María. María Auxiliadora fue la maestra guía de Don Bosco”.
Madre Mazzarello. Nació el nueve de mayo de 1837 en Mornés, un pueblecito de Italia, hija de José Mazzarello y Magdalena Calcagno. Era la mayor de siete hermanos. “Despierta, alegre, sencilla, trabajadora y de fe profunda”, “Main”, como la llamaban familiarmente, comenzó a trabajar desde niña en unos viñedos alejados de la ciudad.
A las cuatro de la madrugada se levantaba y después de arreglar todo lo que se necesitaba en casa para las labores diarias, se dirigía hacia el pueblo, por caminos a veces llenos de nieve o de barro y otras muy polvorientos, para asistir a la Santa Misa. A las siete de la mañana ya estaba de vuelta a la casa para emprender las tareas agotadoras de la jornada campesina, escribió Mari Carmen San Miguel, Hija de María Auxiliadora.
Era el brazo derecho de su padre y los trabajadores se quejaban “de aquella jovencita que les dejaba atrás”.
A los 15 años se dedicó a atender a los enfermos de una terrible epidemia de tifus que estalló en Mornese y se contagió al extremo de que se pensaba que moriría. “Se encomendó con fe a la Santísima Virgen y esta le concedió de manera admirable su curación”, aunque quedó débil y sin fuerzas.
Con su hermana Felicita y su amiga Petronila aprendió costura y sastrería con el mejor sastre del pueblo e instalaron un taller para los niños pobres.
Don Bosco y el sacerdote Domingo Pastorino la estimularon a cuidar jóvenes pobres impartiéndoles instrucción religiosa, costura, oficios domésticos, escolaridad. En 1872 María Dominga Mazzarello hizo sus primeros votos religiosos en Mornese. El cinco de agosto de ese año fundó las Hijas de María Auxiliadora, de las que fue primera superiora. Aprendió a leer estando en esta posición, asistiendo a las clases con las alumnas internas, “para poder comunicarse con las hermanas que se marchaban a fundar nuevas comunidades”. Se han extendido por el mundo.
A los 10 años de estar en la Orden le sobrevino la enfermedad de la pleura y “en plena vida, a los 44 años recién cumplidos, después de cantar un himno a la Virgen”, murió en Niza Monferrato el 14 de mayo de 1881. Sus restos se veneran en la Basílica María Auxiliadora, de Turín.
En 1936 Pio XI la declaró Venerable y le confirió el título de “Cofundadora del Instituto María Auxiliadora”. El 24 de junio de 1951 fue canonizada por el Papa Pío XII.
La calle. El 17 de junio de 1981, al conmemorarse el centenario del nacimiento de la salesiana, el Ayuntamiento del Distrito Nacional designó con el nombre de “Madre Mazzarello”, la antigua “Calle 4” del barrio María Auxiliadora.
Sor Consuelo relata que se hizo la solicitud “para honrar a nuestra fundadora, eternizar esa presencia, ese nombre. Ella vivió para la educación, con lo que tenía y podía”.