"El precio de juzgarse a sí mismo"

"El precio de juzgarse a sí mismo"

“El arte de la autocompasión como estilo de vida” (Primera entrega)

 “El precio de juzgarse a sí mismo”.

El lenguaje corriente, influenciado sin duda por el latín adoptado por la Iglesia católica, identifica la misericordia con la compasión o el perdón. Para el pueblo de Israel la misericordia se halla en la confluencia de dos corrientes de pasamiento, la compasión y la fidelidad. Ambas referidas al prójimo.

Dice el monje benedictino y sacerdote alemán, Anselm Grün, que “portarse bien con uno mismo es algo que se supone que se realiza cada día, pero desafortunadamente no es así. El indisciplinado no se porta bien consigo, pero el súper disciplinado tampoco. El maltrato del otro en algunos casos podría ser un reflejo del mal comportamiento consigo mismo.

En el cristianismo la compasión por uno mismo está contenida o mandada en la reconciliación que, dicho sea de paso, constituye el núcleo del mensaje de Jesús: reconciliación de los hombres entre sí, reconciliación con Dios y reconciliación de la persona consigo misma.

El escenario en el que se actúa hoy es competitivo. Sentirse bien parece algo muy efímero, sobre todo porque se necesita creerse “especiales y por encima de la media” para tener una autoestima alta. Cualquier cosa por debajo de ese estado se interpreta como un fracaso. Para verse desde una perspectiva positiva se tendrán que inflar los propios egos y menospreciar a los demás, de manera que se salga ganando con la comparación. Tal actitud impide desarrollar el propio potencial en la vida.

La compasión no solo es merecida por las víctimas inocentes, sino también por quienes sufren fracasos, debilidades personales o malas decisiones. La compasión implica reconocer y ver claramente el sufrimiento de los demás. También significa sentir bondad hacia los que sufren, y así surge el deseo de ayudar. La compasión significa reconocer que el ser humano es imperfecto y frágil. Es ser amable consigo mismo. El perfeccionismo distancia de la compasión y de la reconciliación con sí mismo.

La compasión hacia uno mismo, por definición, tiene las mismas cualidades que hacia los demás. Requiere que se tome conciencia del propio sufrimiento; la persona se conmueve del propio dolor si se reconoce que existe; con frecuencia se sufre y no se puede pensar en nada más. Es común en las personas la incapacidad de reconocer el propio dolor. Se educa a permanecer impasibles ante la realidad. Se prohíben las quejas ante las adversidades.

La autocompasión es una poderosa herramienta para conseguir bienestar emocional y satisfacción personal. La compasión hacia uno mismo fomenta estados mentales positivos, como la felicidad y el optimismo. Al calmar la mente agitada con la compasión, se tiene mayor capacidad para distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, y así la persona se orienta hacia aquello que proporciona alegría. La compasión hacia uno mismo es como la magia: tiene el poder de transformar el sufrimiento en alegría. No es posible tener la autoestima alta en todo momento, y tu vida continuará llena de imperfecciones, pero la compasión hacia sí mismo siempre estará ahí, esperándole como un refugio seguro.

P. José Pastor Ramírez

 

Para leer el artículo completo, haz click en este enlace http://www.salesianosantillas.org/wp-content/uploads/2020/06/interior_Bolet%C3%ADn-Mayo_2020_web.pdf

 

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