Apreciados salesianos:
El lugar donde estamos, Pinar Quemado, Jarabacoa, es un escenario-laboratorio de pastoral y evangelización usufructuado por la Inspectoría, la Iglesia y la sociedad en general. Es un espacio de crecimiento humano y espiritual; es un lugar de análisis y proyección; es un ambiente que promueve la desaceleración para desprogramar el activismo y crecer en vida interior; es un lugar de quietud desde el cual el espíritu humano encuentra las vías expeditas para conectarse consigo mismo.
Este día y medio que estaremos aquí, es sumamente importante para los próximos seis años de la Inspectoría. Tendremos la oportunidad de continuar un proceso que se inició hace más de cuatro meses, la elaboración del Proyecto Orgánico Inspectorial 2021-2027, además la evaluación del POI del sexenio pasado.
Todo este tiempo de reflexión y esfuerzo realizado por un equipo de salesianos y laicos, y de todas las comunidades educativas de nuestras obras ha generado los documentos que hoy y mañana analizaremos para elaborar el Marco estratégico (misión, visión, valores); los objetivos (generales, específicos y las líneas de acción del plan).
A todo este tiempo, hasta el mes de agosto, el Director de Comunicación de la Inspectoría lo ha bautizado con la expresión “estado POI” para indicar que toda nuestra atención y esfuerzos se han enfocado en la elaboración de dicho instrumento.
Sin buenos planes no hay buenos rendimientos. El principio 80-20 dice que el 80% de los resultados vienen del 20% del esfuerzo. En este sexenio, con su colaboración, queremos seguir promoviendo los buenos rendimientos y resultados, pero sin menoscabo de la salud. En esta tarea juega un rol fundamental la autodisciplina; es decir, automatizar comportamientos. Es decir, hay que promover nuevos hábitos en nuestras vidas y en la vida de los miembros de las comunidades educativas a la que pertenecemos. Las palabras: valores, hábitos y virtudes son fundamentales en la labor educativa de los salesianos.
Para los griegos los hábitos eran una perfección intrínseca. Los hábitos y las virtudes modifican las inclinaciones, las educan, potencian las buenas, mitigan o niegan las malas. Los hábitos que perfeccionan las facultades humanas son las virtudes; los hábitos que, en cambio, las degradan son los vicios. Las virtudes morales perfeccionan la voluntad y las tendencias. Los valores, los hábitos, las virtudes y la autodisciplina forman un cuatrinomio perfecto cuyo divorcio nunca puede acontecer en el quehacer educativo salesiano.
La autodisciplina promueve con los hábitos. Para construir un hábito se requiere un promedio de dos meses. El hábito suscita la autodisciplina y la vuelve espontánea y continua. Hay que promover el hábito del monitoreo y de la evaluación de los planes para verificar el rendimiento alcanzado.
Que nuestros mejores valores, hábitos, virtudes y disciplina sean: “Acompañar a los jóvenes a Jesús, a través de Don Bosco”, “encontrar a Jesús en cada joven, como lo hizo Don Bosco” y “caminar con Don Bosco y con los jóvenes, al encuentro con Jesús”. En fin, “¡No es tiempo de perder el tiempo!” porque estamos no en una época de cambios, sino en un cambio de época.
Gracias por su disponibilidad, sentido de pertenencia y compromiso carismático.
¡Buen trabajo!