Homilía del Inspector durante reunión de Directores

Homilía del Inspector durante reunión de Directores

Homilía del padre Inspector, José Pastor Ramírez, durante la reunión de Directores que se realiza con el fin de determinar las líneas de acción para el Sexenio 2021-2027.

 

San Pablo se duele ante el espectáculo deprimente de la multitud de ídolos de las calles de Atenas. Es una imagen triste, porque retrata esa otra tristeza, la del corazón que finalmente no encuentra sosiego a su ansiedad ni agua de vida para su sed. el dolor de decepción ha de ceder espacio y dejar lugar más bien al dolor de la misericordia. Es frustrante ver al ser humano, imagen del Dios vivo, arrastrándose delante de los dioses muertos. Pero es conmovedor comprender que a esos extremos llegan no por su gusto sino por la doble tiniebla en que ha nacido, según la expresión de Santo Tomás de Aquino, es decir: por pecador y por ignorante. El mundo sigue plagado de ídolos y vacío de amor; repleto de mentiras y sediento de la verdad que anhela y teme a la vez. Ante este espectáculo san Pablo se compadeció y empezó a predicar.

Por otra parte, El texto del evangelio nos pone al corriente sobre el concepto de la verdad.

Cuando venga el Espíritu de la verdad, les guiará hasta la verdad plena. Eso es lo que dice Jesús en el evangelio de hoy. Es importante leer bien esta frase. Porque no dice que ya, hoy, aquí y ahora, tengamos la verdad plena. Lo que nos dice es que el Espíritu nos guiará hacia ella. La conclusión es fácil: estamos en camino. Esa verdad plena se sitúa como el horizonte hacia el que nos dirigimos, pero no como algo que poseamos ya.

Hemos de tener esto muy en cuenta. Porque da la impresión de que hay cristianos, religiosos, sacerdotes, obispos que se creen en posesión de la verdad. Y están convencidos de que nuestra misión es iluminar al mundo que vive en el error, este es un punto de partida equivocado que no nos permite ser constructores de puentes entre las personas. Es como si el Espíritu nos hubiese iluminado y entregado esa verdad en propiedad exclusiva. Y nosotros fuésemos los encargados de administrarla y distribuirla, y a veces imponerla, a los demás que viven en las tinieblas del error. Pienso que en el pasado la Iglesia vivió algo de esto y considero que todavía se visualizan vestigios de tal comportamiento.

La realidad es un poco diferente. Hay una imagen que nos puede ayudar a entender mejor nuestra posición. Es la de una peregrinación donde el que va por delante tiene una lamparita que le sirve para iluminar vagamente el camino. Los que caminan saben a dónde quieren ir, pero el camino lo tienen que ir buscando un poco a tientas porque la oscuridad les rodea, le inunda. Así somos los hombres y mujeres de este mundo, de todas las generaciones, caminando y buscando lo mejor, con muchas equivocaciones y errores a lo largo del camino. Pero siempre con la mirada en el horizonte, en el destino al que se quiere llegar: el Reino. Los que trabajan por la justicia, los científicos que buscan remedios y soluciones que hagan más fácil la vida de las personas, los políticos que son honestos y quieren servir a la sociedad, los cristianos y no cristianos, los miembros de otras religiones, todos estamos buscando lo mejor para este mundo, para la humanidad.

Nosotros no tenemos más que una lamparita y el Espíritu que anima nuestros pasos y nos anima a colaborar con todos para hacer de este mundo un lugar mejor para los hijos e hijas de Dios, donde no se excluya ni se condene a nadie. Siempre abiertos al diálogo, siempre llenos de esperanza porque, como Jesús, como Dios, nosotros creemos en la humanidad y en que Dios va trabajando en nuestra historia su plan de salvación.

Cuando creemos poseer la verdad se dificultan los procesos de animación, de discernimiento y de gobierno. No se puede realizar la formación en la misión. Así nos lo recuerda el CG28, 33: “la formación conjunta se realiza, principalmente, a través de los caminos de la comunidad educativo-pastoral, con sus organismos y sus procesos de animación, de discernimiento y de gobierno. La vida de la comunidad educativo-pastoral es uno de los espacios más eficaces para la formación conjunta entre Salesianos y seglares y es un excelente ejemplo de “formación en la misión”.

Esta verdad nos conducirá a ver a los jóvenes no solo como destinatarios, sino también como corresponsables de la única misión (CG28, 45, c). A los laicos no solo como simple colaboradores, sino como corresponsables de la misión.

El Señor nos llene de su Espíritu para que podamos desde la verdad del evangelio: “Acompañar a los jóvenes a Jesús, a través de Don Bosco”, “encontrar a Jesús en cada joven, como lo hizo Don Bosco” y “caminar con Don Bosco y con los jóvenes, al encuentro con Jesús”. Amén.

 

José Pastor Ramírez

Inspector

Jarabacoa, 12 de mayo de 2021

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