Queridos lectores, una vez más tenemos la oportunidad de conmemorar y celebrar una de las fiestas más importante de nuestra espiritualidad salesiana. Como cada año, cuando nos encontramos en mayo pensamos en una fecha, el día 24: la solemnidad de nuestra patrona, María Auxiliadora. La Familia Salesiana, que es uno de los regalos de Don Bosco a la Iglesia Universal, está compuesta por más de 32 grupos que viven y participan bajo el mismo espíritu salesiano en comunión recíproca y con sus distintas vocaciones, con una misión – la salvación de la juventud – bajo la protección de María Auxiliadora.
No es desde el primer sueño de Don Bosco, a los nueve años, que se hace presente María en su vida, sino desde su nacimiento, el 16 agosto de 1815, en plena octava de la Asunción de María al cielo. Durante la vida del sacerdote piamontés son muchas las frases que podemos encontrar sobre la Auxiliadora, su maestra de camino; y no solamente frases, sino también experiencias con María que le ayudaron a seguir creyendo en el proyecto del primer sueño. Quisiera dar conocer unos de los tantos sueños que Don Bosco tuvo con María, la madre de Jesús; debemos remontarnos al 1831, es decir, cuando Juan Bosco tenía 16 años y todavía no era seminarista. Para entenderlo, primero hay que ver que sucedió antes de…
A Juanito adolescente lo observaron muy preocupado y serio. Un compañero que se llamaba José Turco le preguntó: ¿Qué te pasa Juan que estás muy preocupado? Y éste le contestó que su deseo era estudiar y llegar a ser sacerdote, pero que no podía porque su madre – Mamá Margarita – era pobre y no tenía quién le ayudara para entrar al seminario, además no disponía de dinero para comprar libros. Es entonces cuando tiene el sueño que inicia así:
Tuve un hermoso sueño: vi acercarse a una gran Señora que guiaba un numeroso rebaño, y dirigiéndose hacia mí, y llamándome por mi nombre, me dijo: – “Mira Juanito, todo este rebaño te lo entrego a tus cuidados” Yo le dije: – “¿Y cómo me las arreglaré para cuidar de tantas ovejas y de tantos corderitos?” La Señora me respondió: – “No tengas miedo, yo estaré contigo”, y desapareció. (MBe I, 208)
Tiempo después, la familia Turco vio que el joven Bosco estaba muy alegre y sereno, como si la noticia más bella hubiera llegado a su vida. El papá de José Turco le preguntó a Juanito que por qué estaba tan contento, y Juan le respondió que había recibido una gran noticia. Les contó el sueño que tuvo con la Santísima Virgen y su promesa hacia todas las necesidades de Juan para lograr ser sacerdote y educador; esa gran noticia fue el detonante para que Juan Bosco no estuviera preocupado. A pesar de la pobreza y de las burlas que tuvo durante su vida, él nunca estuvo triste, pues siempre tuvo presente una segunda visión, titulada: «el sueño de la Divina Pastora».
Más de ochocientos milagros hizo en vida Don Bosco al rezar con fe a María Auxiliadora, y con su auxilio llevó a cabo obras extraordinarias con medios económicos y humanos que no representaban ninguna probabilidad de éxito. Don Bosco repetía siempre: “Si tienen fe en María Auxiliadora verán lo que son los milagros”.
Quiero concluir con las palabras de esperanza de María a Juan Bosco, expuestas en un segundo sueño: “No tengas miedo, yo estaré contigo”. Hoy estamos invitados, como Don Bosco, a confiarnos en “La Auxiliadora”, y a arriesgarnos, como lo hizo Don Bosco, aún en las dificultades más fuertes de nuestra vida. Por eso, celebremos con fe la Solemnidad de María Auxiliadora, porque ella nos llevará de la mano cada día como lo hizo con Don Bosco durante su vida. Como dice el artículo 8 de las Constituciones Salesianas, «nos confiamos a Ella, humilde sierva en la que el Señor hizo obras grandes, para ser, entre los jóvenes, testigos del amor inagotable de su Hijo, Jesucristo».
Autor: Luis Guillermo Gómez Batista