El padre José Pastor Ramírez, Inspector Salesiano de las Antillas, participó de la XXXIII graduación del Instituto
Técnico Salesiano (ITESA), invitando a los jóvenes a “vivir portándose bien con uno mismo”
Pastor Ramírez dividió su mensaje en dos partes:
- Atinar a vivir, una tarea y un reto sinigual
Vivir no es una tarea ni una aventura fácil. Es una labor que requiere talento, imaginación, esfuerzo y sacrificio. Amigos, la vida es breve, hay que aprovechar al máximo cada momento, hay que vivirla intensamente, solo luchado se lo conseguiremos.
Pero también sé que muchas veces no es fácil “entender” la vida. Hay un sinnúmero de aspectos de la existencia, como el dolor, las tragedias, el sufrimiento, la violencia, …. que no entendemos.
A algunos les domina la rutina, el aburrimiento, la pasividad, la ansiedad o el conformismo.
Cuando compramos un celular, una tableta, nos entregan su manual de instrucciones. Sin embargo, hemos nacido y venido a la vida y a ninguno nos han entregado un manual para aprender a vivir adecuadamente o para vivir con acierto. Todos lo vamos haciendo sobre la marcha, a base de éxitos y fracasos, de ensayo y error. Tiene mucha razón el poeta, español, Antonio Machado cuando decía: “Caminante no hay camino… Se hace camino al andar“. Todo lo vamos haciendo sobre la marcha. No obstante, todo, la vida es una aventura maravillosa.
Lo más cómodo, pero también lo más absurdo que podemos hacer es dejar que la vida nos lleve con la fuerza de su inercia sin tener un modelo a seguir. En la vida hay que optar. El que no sabe escoger un programa de existencia, renunciar a unas cosas para poder hacer otras, está perdido. Es imposible hacer y serlo todo. En la vida continuamente hay que elegir entre dos o más posibilidades. Queridos jóvenes, no tengan miedo a elegir y gastar la vida al servicio de los demás, en la opción vocacional donde se sientan realizados como personas.
Al concluir esta etapa educativa tomen la firme determinación de establecer sus propios modelos de vida. No imiten la superficialidad de ciertos perfiles que hoy abundan, sean auténticos. Cuanto más tarde se inicie este proceso, más costosa será probablemente la ruptura con malos hábitos adquiridos y mayor será la lucha para introducir nuevos y buenos hábitos. Inicien hoy mismo su proyecto de mejora y crecimiento. El mayor éxito que poden lograr en la vida, es acertar a vivir.
Por ello, se “acierta” en la medida en que logras vivir de forma satisfactoria de acuerdo a un proyecto o modelo de vida libremente elegido.
Vivir en plenitud y armonía es la principal asignatura que todos hemos de tratar, por lo menos, de aprobar en esta vida y, si es posible, aspirar a lograr un sobresaliente
De ahí que acertar a vivir es el resultado de vivir de una forma consciente, coherente y satisfactoria. Su consecuencia más destacable es la obtención de un estado interior de satisfacción y conformidad consigo mismo. Cultiven su vida interior y el silencio interior que les ayudará mucho en su tarea de acertar a vivir.
Acertar a vivir no puede entenderse nunca como un destino sin retorno, como un punto final o una residencia a donde uno llega para instalarse y permanecer allí. La vida es dinámica, está en permanente movimiento, sometida a mareas, vientos y oleajes de distinto signo y procedencia, muchas de las veces inesperados, pero donde siempre cabe optar en dirigirla dando las orientaciones deseadas.
Efectivamente, posicionarse adecuadamente ante la vida es contemplar e integrar en nuestro vivir ordinario los diferentes ejes básicos que lo componen: lo trascendente (lo superior), los demás (familia, amigos, sociedad en general), las cosas (dinero, bienestar, posiciones, ambiciones) y uno mismo en sus dimensiones físicas, mentales, emocionales y espirituales[1]. Les invito a centrar la atención en este último aspecto, uno mismo.
- Portarse bien con uno mismo
Dios se porta bien con nosotros y quiere que nosotros aprendamos a portarnos bien con él y con los demás. Este mensaje básico se descubre en numerosos pasajes del Antiguo Testamento. Por ejemplo, el séptimo día Dios descansó de su trabajo, y quiere que nosotros disfrutemos también de este descenso.
Los mandamientos que Dios ha dado al hombre no quieren someterlo ni imponerle una conducta acorde con la voluntad de Dios. Los mandamientos de Dios proceden más bien de su sabiduría. Quieren ayudar al hombre a vivir, a vivir como corresponde a su humanidad, sin rigideces ni perfeccionismos[2].
a) El arte de aceptarse
Carl Gustav Jung hacía siempre hincapié en lo importante que es para una persona aceptarse a sí misma. Con frecuencia la solidaridad y la caridad no la requieren los otros de mí, sino yo mismo. Dice él, que “lo más difícil, incluso imposible, es aceptarse a sí mismo tan pobre como se es. Solo cuando alguien se ha acepado a sí mismo puede aceptar al que busca consejo sin juzgarle. Sólo se puede ser misericordioso con los demás si se es misericordioso con uno mismo, si nos hemos reconciliado con nuestra propia oscuridad.
b) Reconciliarse con uno mismo
La persona ha de reconciliarse consigo misma. Esto significa reconciliarse con la propia historia. Decir sí a mi vida, tal como ha transcurrido. Decir sí a mis padres, a mi educación, a mi carácter, tal como me ha sido dado. Pero allá en el fondo, en secreto, nos rebelamos profundamente contra la vida tal como es, contra nosotros y contra nuestra forma de ser. Nos gustaría ser de otra manera, querríamos tener otras cualidades. Desearíamos tener otros amigos, otra profesión. Desearíamos que todo el mundo nos quisiera.
Una causa para no reconciliarse consigo es compararse constantemente con los otros. Siempre se encuentra en los demás algo que uno no tiene.
Reconciliarse consigo mismo es reconciliarse con las heridas del pasado. No vivan despaldas a sus progenitores, negando el sello de ellos que llevan en su DNA. Negar o maltratar a los padres es la forma más sencilla de destruir la propia vida. Desistan de ella idea y busquen ayuda.
c) Ser piadoso es ser bueno consigo mismo.
A menudo algunas personas piadosas se tiranizan imponiéndose cada vez más y más ejercicios y actividades religiosas con el objeto de tranquilizar su mala conciencia. O exigiéndose rendir al máximo desde el punto de vista moral. Creen que pueden eliminar todos los pensamientos negativos y elaborar estrategias para evitar ya, desde el mismo estadio inicial, todas las tentaciones. Una piedad así se convierte con frecuencia en una tiranía, en un sistema de opresión que se apodera de la persona religiosa.
Todas las prácticas religiosas que han surgido a lo largo del tiempo, quieren ayudar al hombre a vivir bien y sanamente.
El ritmo del año litúrgico es bueno para el hombre. Según Jung, el año litúrgico es un sistema religioso de salvación que puede curar nuestras heridas.
d) Amor al prójimo
La segunda parte del mandamiento principal de Jesús es: “Ama al prójimo como a ti mismo”[3]. En el pasado se ha olvidado a menudo la frase “como a ti mismo”. Aun cuando sea muy cierto que sin amor a sí mismo resulta imposible amar al otro, también es cierto que un exagerado amor a sí mismo puede conducir al narcisismo.
Ursula Nuber, en su libro La trampa del egoísmo, ha mostrado muy bien adónde conduce gravitar sin cesar en torno a uno mismo. Quien únicamente gira alrededor de su autorrealización se queda solo, se aísla de los otros. Quien no tiene en cuenta a los demás y no se interesa por ellos, pronto le sucede que nadie se preocupa por él. El que solo gira en torno a si mismo, acaba por estancarse.
e) Trabajo y autorrealización
El trabajo es propio del ser humano. El trabajo está ahí para que cada uno pueda ganarse el sustento y no tenga que depender de los demás. El trabajo tiene trascendencia social. Y tiene una vertiente creativa. En el trabajo la persona puede autorrealizarse. Pero a menudo nos encontramos con personas que convierten su trabajo en fuente de sufrimiento. Personas que solo saben trabajar, trabajólicas. Se olvidan de ellos y de los demás. Caen en el estrés. El que trabaja en exceso no se porta bien consigo mismo. Por lo general, las personas que se definen por lo que hacen no se portan mal con ellos mismos.
f) Portarse bien con las cosas
Los responsables de la limpieza de las escuelas se dan cuenta de lo ml que los estudiantes tratan las puertas, las sillas. Descuidamos nuestra ciudad llenándola de basura, letreros. Se percibe una falta de aprecio por las cosas. Quien cuida las cosas será también más cuidados consigo mismo. Y viceversa, tratar las cosas con cuidado puede enseñarnos a cuidarnos interiormente.
g) Aceptarme con mis fallos y mis culpas
La tarea más difícil para una persona es portare bien consigo misma cuando ha fallado o cuando tiene la culpa de algo.
Normalmente nos culpabilizamos y nos martirizamos internamente tildándonos de malos, débiles y cobardes.
Portarse bien con uno mismo significa también asumir los propios fallos ante sí y ante los demás.
Vivir es la experiencia más emocionante y comprometedora que Dios nos ha regalado. El supremo hacedor, Dios, nos ha pedido administrarla con esmero y dedicación. Cuiden su vida y su persona. Cultiven su intelecto, su salud física, emocional y espiritual. Sean hombres y mujeres de pensamiento. La vida es demasiado preciosa y vulnerable para no cuidarla con esmero. En cada decisión que tomen pegúntense si daña la propia vida o la de los demás.
Recordó a los jóvenes que siempre son hechura de Dios y Dios no hace basura. ¡Ámense y amen la vida, amen a su familia y a sus padres!
El Inspector agradeció al P. Director, P. Ronny Stephan, a la comunidad educativa y a los graduandos la invitación a dirigir dichas palabras a distinguida audiencia.
[1] J.L. Urcola Tellería, Acertar a vivir, ESIC, Madrid 2001, pp. 15-28.
[2] A. Grun, Portarse bien con uno mismo, Sígueme, Salamanca 2014, pp. 27-51.
[3] Lucas 10,27.