La Familia Salesiana tiene en San José un gran protector, como constancia tenemos el inmenso cuadro de la Sagrada Familia en la Basilica turinesa de María Auxiliadora. La obra pictórica de Tommaso Lorenzoni está rematada con dos frases que exaltan la centralidad del padre adoptivo de Jesús en la obra salesiana: “Ite ad Joseph” que significa “ve hacia san José” y “Constituit eum dominum domus suae”, es decir, “lo hizo señor de su casa”.
Don Bosco siempre profesó devoción hacia San José tanto así que “se sintió muy feliz cuando, el 8 de diciembre de 1870, Pío IX lo proclamó Patrón de la Iglesia Universal; y en 1871 declaró que en todas sus casas salesianas, el 19 de marzo, se debería observar un día de descanso”, como destaca un artículo titulado: “La devoción de Don Bosco a San José” del Boletín Salesiano de España fechado este 19 de marzo.
Y para que conste en el patrimonio espiritual del carisma salesiano las Constituciones de los Salesianos de Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora lo proclaman como su patrón.
También la Asociación de Salesianos Cooperadores destaca en el artículo 20 de sus Estatutos: “§2. “Acuden (los Salesianos Cooperadores) con especial afecto a San José, Patrono de la Iglesia universal”.
Aunque seamos conscientes de la importancia de nuestro Proyecto de Vida Apostólica quizás pasemos por alto algunos elementos que nos distinguen y nos identifican como laicos promesados en la Iglesia, y este puede ser uno de esas cualidades que estemos aminorando desmedidamente. Si analizamos donde se ubica la mención de San José en los Estatutos vemos que está en el mismo inciso que san Juan Bosco, continúa este Art 20§2: “Recurren confiados a la intercesión de san Juan Bosco, Padre y Maestro de los jóvenes y de toda la Familia Salesiana”. Luego en el §3. mencionan a otros modelos de vida apostólica a quienes venerar con predilección como a san Francisco de Sales, a santa María Mazzarello, a la beata Alexandrina María da Costa y la venerable Mamá Margarita. Y concluye el artículo definiendo que “el conocimiento de su vida es fuente de inspiración y oración”.
De san José se conoce por los evangelios de san Mateo y san Lucas, también la tradición ha conformado un retrato simbólico del padre putativo de Jesús con gran influencia de los evangelios apócrifos, sobretodo uno que aparece en el siglo IV dedicado a José y curiosamente redactado por Jesús; si bien no es un libro inspirado por Dios y por tanto están fuera de la Biblia, tiene un valor histórico-testimonial al mostrar leyendas y mitos, y por tanto, aproxima a qué se decía de la figura de José en los primeros siglos del cristianismo. Lo cierto es que no aparecen fuentes donde san José pronuncie palabra alguna, por tanto, ha pasado a conocerse como el “Santo del silencio”. En un mundo tan ruidoso y mediático este bendito hombre nos enseña a testimoniar sin hablar, solo con obras. No hace falta hablar para decir algo y dice suficientemente san José cuando desposa a María a pesar de las habladurías del pueblo, dice mucho también al marchar de Nazaret a Belén y allí recibe al hijo de Dios y dice aún más cuando rápidamente tiene que huir a Egipto para proteger la vida del niño ante la matanza del Rey Herodes y en esa tierra extraña buscar el sustento para mantener a su familia. Pero hay algo especial en San José y es su obediencia a la voluntad de Dios que se le manifiesta en cuatro sueños. Sin dudas, san José es un hombre elegido por Dios, si creemos que la Virgen María fue elegida (“¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!” Lc. 1:42) y preservada de todo pecado desde su concepción, entonces también podemos pensar que San José es bendito entre los hombres al ser reservado por Gracia divina para ser esposo de María, padre legal de Jesús y custodio de la Iglesia universal y de la Familia Salesiana.
Su nombre se extiende por ciudades, comunidades, institutos y asociaciones; y también ha bendecido la vida de otros hombres. Recuerdo especialmente tres custodios que hoy celebran su onomástico: el venerable padre José Vandor que como san José carpintero talló virtudes en el alma de cuantos lo conocieron. El segundo es José Cheo Fernández (DEP) ejemplo de Cooperador que no sólo custodió su hogar y su fecunda prole, sino que tallereó en toda Cuba para que se extendiera la vocación laical salesiana. Y por último nuestro actual Coordinador Provincial José Franklin Ortega quien custodia nuestra Asociación como obra fina.
Hoy especialmente pidámosle a san José como dice su himno: “Maestro de oración alcánzanos el don de escuchar y seguir la voz de Dios” para responder siempre a su llamada vocacional. Feliz Fiesta.
Por: Alejandro Satorre Morales