Ya desde el comienzo Mons. Félix Ambrosio Guerra quien fuera el primer salesiano que pisó tierra cubana al ser nombrado Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba el 17 de abril de 1916, con la intención de invitar a los salesianos, adquirió una pequeña imprenta y en el 1920, obtuvo de parte de Don Albera, que elsacerdote Francisco Doná, de la comunidad de Panamá, se fuera con él para preparar el inicio de la obra salesiana. Con los dos pequeños laboratorios, abrió un Oratorio festivo y una escuela elemental para externos, muy frecuentada. El Oratorio, del cual no se tenía idea, con los juegos, las fiestas religiosas y civiles que se celebraban, llamaron la atención y la simpatía de bienhechores.
El Arzobispo, instituyó, en el mismo barrio, una parroquia confiándola a los salesianos. Don Doná fue el primer párroco y además constituyó, una curiosa Asociación obrera con el título “Caballeros de Don Bosco”, que llegó a tener hasta 200 socios, aprobada legalmente por las autoridades civiles, como por las eclesiásticas.